La cal agrícola es fundamental para la gestión del pH del suelo. Al aplicarla, se corrigen suelos ácidos, mejorando la disponibilidad de nutrientes y optimizando el entorno para el crecimiento de los cultivos. Su uso promueve una mejor estructura del suelo, favorece la actividad biológica y aumenta la eficiencia de los fertilizantes. Ideal para asegurar una producción agrícola saludable y sostenible.