El basalto como enmienda natural mejora la fertilidad del suelo, aportando minerales esenciales (hierro, calcio, magnesio) y micronutrientes. Favorece la retención de agua, la estructura del suelo y la actividad microbiana. Neutraliza pH ácidos, incrementa la resistencia de las plantas y reduce el uso de fertilizantes químicos. Ideal para agricultura sostenible y regenerativa.